martes, 27 de noviembre de 2007

POETAS MALDITOS: CHARLES BAUDELAIRE

Fue llamado poeta maldito ("le poète maudit"), debido a su vida de bohemia y excesos y a la visión del mal que impregna su obra. Barvey d'Aurevilly, periodista francés, dijo de él que fue el Dante de una época decadente. Fue el poeta de mayor impacto en el Simbolismo francés.

Durante un tiempo frecuento prostibulos, manteniendo relaciones con Sarah, una prostituta judía del Barrio Latino. Charles le denomina La louchette (la bizca). Además de torcer la vista, era calva. Probablemente fue ella quien le contagió la sífilis. Dentro de su obra capital, Las flores del mal, Baudelaire se refiere a Sarah en un poema, probablemente escrito en el momento en que dejo de verla asiduamente, reanudando sus relaciones con su otra amante Jeanne Duval.

(Una noche en que estaba con una horribla Judía
como un cadáver tendido junto a otro, pensaba
al lado de aquel cuerpo vendido, en esta triste
belleza de la cual mi deseo se priva).

Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal, en 1857, acabo de desatar la violenta polémica gestada en torno a su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados "ofensas a la moral pública y las buenas costumbres" y su autor fue procesado. Ante tales acusaciones Baudelaire respondió:

Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompaño al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirandome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias.

La sífilis que padecia le causó un primer conato de parálisis en 1865, y los síntomas de afasia y hemiplejia, que arrastraria hasta su muerte, aparecieron con violencia en marzo de 1866, cuando sufrió un ataque en la iglesia de Saint Namur. Trasladado urgentemente por su madre a una clínica de París, permaneció sin habla, pero lúcido, hasta su fallecimiento, en agosto del año siguiente. Fue enterrado en el Cementerio de MOntparnasse, junto a la tumba de su padrastro.

Las flores del mal es una obra de concepción clásica en su estilo, y oscuramente romántica por su contenido, en la que los poemas se disponen de forma órganica (aunque esto no es tan evidente en las ediciones realizadas tras la censura y el añadido de nuevos poemas). En ella, Baudelaire expone la teoría de las correspondencias y sobre todo, la concepción del poeta moderno como un ser maldito, rechazado por la sociedad burguesa, a cuyos valores se opone. El poeta se entraga al vicio (singularmente la prostitución y la droga), pero sólo consigue el hastío (spleen, como se decía en la época), al mismo tiempo que anhela la belleza y nuevos espacios ("El viaje"). Esla "conciencia del mal".


El Crepúsculo Matutino


La diana cantaba en los patios de los cuarteles, y el viento de la mañana soplaba sobre las linternas.

Era la hora en que el enjambre de los sueños malhechores crispa sobre sus almohadas a los adolescentes morenos; en que, como un ojo sangriento que palpita y se mueve, la lámpara pone sobre el día una mancha roja; en que el alma, bajo el peso del cuerpo huraño y pesado, imita los combates de la lámpara y el día. Como un rostro en llanto que las brisas enjugan, el aire está lleno del estremecimiento de las cosas que huyen. Y el hombre está cansado de escribir y la mujer de amar.

Las casas aquí y allá comienzan a echar humo. Las mujeres de placer, con los párpados lívidos, la boca abierta, duermen con su sueño estúpido; las pobretonas, arrastrando sus senos flacos y fríos, soplan sobre sus tizones y sobre sus dedos.

Es la hora en la que entre el frío y la tacañería se agravan los dolores de las mujeres parturientas; como un sollozo cortado por una sangre espumosa, el canto del gallo desgarra a lo lejos el aire brumoso; un mar de neblinas baña a los edificios, y los agonizantes, en el fondo de los hospitales, exhalan su estertor en hipos desiguales. Los crápulas regresan, destrozados por sus andanzas.

La aurora, tiritando en traje rosa y verde, avanza lentamente sobre el Sena desierto. Y el sombrío París, frotándose los ojos —viejo trabajador— empuña sus herramientas.


Epígrafe para un Libro Condenado

Lector apacible y bucólico, sobrio e inocente hombre de bien, arroja este libro saturniano, orgiástico y melancólico.
Si no has estudiado tu retórica con Satán, el astuto decano, ¡arrójalo! No comprenderás nada de él, o me creerás histérico.
Pero si, sin dejarte hechizar, tu pupila sabe sumergirse en los abismos, léeme, para aprender a amarme; alma curiosa que sufres y andas en busca de tu paraíso ¡compadéceme! Sino, ¡yo te maldigo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es uno de los mejores poetas que he leido, su poesia no es rosa, es sucia, sincera, oscura, tal vez como el sentimiento humano y no por ello deja de ser conmovedora, la mejor, t recomiendo Toda Entera, de las flores del mal o Carroña.

Anónimo dijo...

Simplemente fascinante, como plasman el dolor que nos aqueja, la soledad que nos persigue, y la obscuridad que nos cobija. Faltan palabras para describir la admiración que en mi suscitan los poetas malditos. Sin embargo su mentor no se queda atrás, POE es el mejor poeta de la historia… Que buen blog.