Entre 1960 y 1964 vivió en París, donde maduró como poeta y escribió el poemario "Arbol de Diana" (con prólogo de Octavio Paz). Asimismo estableció amistad con André Pieyre de Mandiargues, Octavio Paz, Julio Cortázar y Rosa Chacel. Estando en París trabajó un año para la revista Cuadernos para la liberación de la cultura como correctora de pruebas y colaboró con numerosas revistas de poesía y literatura americanas y europeas, como también con traducciones, entre otras, de Ives Bonnefoy y de Marguerite Duras.
Cuando regresó a Buenos Aires, publicó sus libros más importantes, "Los trabajos y las noches","Extracción de la piedra de locura" y "El infierno musical". En 1968 obtuvo la beca Guggenheim y viajó brevemente a Nueva York y París. Por causa de sus continuas depresiones y tentativas de suicidio (en 1970 y 1972), pasó semirrecluída sus últimos años. A mediados de 1972 estuvo internada cinco meses en el hospital siquiatrico Pirovano (Buenos Aires) y en un permiso para pasar el fin de semana en su casa, se quitó la vida con una sobredosis de seconal sódico. Tenía treinta y seis años de edad.
Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos.
AMANTES
una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abrea la delicada urgencia del rocío.
A Cristina Campo
Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.
Hay, en la espera,un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.
CANTORA NOCTURNA
Joe, macht die Musik von damals nacht...
La que murió de su vestido azul está cantando.
Canta imbuida de muerte al sol de su ebriedad.
Adentro de su canción hay un vestido azul, hay
un caballo blanco, hay un corazón verde tatuado
con los ecos de los latidos de su corazón
muerto.
Expuesta a todas las perdiciones, ella
canta junto a una niña extraviada que es ella:
su amuleto de la buena suerte. Y a pesar de la
niebla verde en los labios y del frío gris en los
ojos, su voz corroe la distancia que se abre entre
la sed y la mano que busca el vaso.
Ella canta.
CENIZAS
La noche se astilló de estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostrocon música.
Pronto nos iremos
Arcano sueñoante
pasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llavesy hay pavor pero no lágrimas.
¿Qué haré conmigo?
Porque a Ti te debo lo que soy
Pero no tengo mañana
Porque a Ti te...
La noche sufre.
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